jueves, 24 de julio de 2008

La tía Coca

Como sostenemos en el libro de nuestra autoría, lo que debe aprender una madre primeriza no es a criar a su hijo sino a defenderse de los que le dicen, todo el tiempo, cómo debería criar a su hijo. Y es que las tías Cocas no descansan nunca: ellas son las que te dicen que el nene tiene hambre, que te tomó el tiempo, que no duerme porque estás nerviosa y que seguro que tu leche no le alcanza. Lo que pasa es que estas tías Cocas están muy preocupadas por vos. Todo el tiempo. De hecho, son las que te preguntaban cada vez que te veían cuándo pensabas tener un hijo. Claro que antes te habían insistido con la idea de que ya era hora de que te pusieras de novia y, muy poco después, hinchaba con el asuntito del casamiento. Muy bien: ahora tenés la criatura. Pero hay un problema: el pequeñín ya está grande, ¿y sabés que cree la tía Coca? Que ese nene necesita un hermanito. Así que, querida, a ver cuándo te ponés las pilas, no vaya a ser que hayas decidido tener un solo hijo, pobrecito. Y si elegiste esperar unos añitos para traer otro ser humano al mundo, la tía Coca no está de acuerdo. Sabelo. Porque te vas a poner muy grande. Lo mejor es ahora. Dale. ¿Se puede saber qué corno estás haciendo? ¿Por qué perdés tu tiempo en vivir tu vida cuando deberías estar concibiendo al hermanito? ¿Eh?

miércoles, 9 de julio de 2008

La mamá de todos

Si estás embarazada o tuviste un hijo, está claro que sos madre. O mamá. O mami. O mamita. Y no solamente de tu criatura, no. Sos mami para el verdulero, para la manicura y para la señorita que te toma la presión en la farmacia. “A ver, mami, ¿te podés correr un poquito así pasa la señora?”, te pide el colectivero. “Por acá, mami, subiendo las escaleras vas a encontrar el sector de rodados”, te explica la vendedora de cochecitos del negocio de cochecitos. Y si llegás a contestar algo así como “yo no soy tu mami”, te van a mirar raro. Porque no solamente sos la mami de todos, sino que además el solo hecho de ser madre te convierte, de inmediato, en una mujer tierna, paciente y tolerante. Y con una nueva virtud, en el caso de muchas: adorás a todos los niños de la tierra, no solamente al tuyo. ¿Y si resulta que a pesar de ser madre sos la misma loca de siempre? ¿Y si resulta que solamente tenés paciencia para tu hijo y algún amiguito que te cae bien y odiás al resto de los niños? ¿Y si decidís no usar enterito de jean y bolso con osos y te vestís de negro? ¿Sos mala madre, entonces?

miércoles, 2 de julio de 2008

Cumpleaños feliz y carísimo

Hay que organizar el cumpleaños. Cuatro meses antes, como mínimo. ¿Por qué? Porque el reino de los salones de cumpleaños para niños está tomado, reservado, ocupado. No hay lugar. ¡Pero si estamos en julio y el cumple es en noviembre! Le puedo ofrecer el martes de dos a tres y media. La industria de la fiestita infantil crece y crece y nada la detiene. Y los padres gastamos en función de eso. Porque podés probar hacer un cumple "como los de antes": en casa, una peli, unas gaseosas, unos chizitos, la torta y chau. Ja. Después de eso, conservar la casa, la calma y el amor del nene es prácticamente imposible. Es que los niños de hoy vienen seteados para cumpleaños en salón, con animador que grita al micrófono, comida chatarra, piñata, souvenirs y la mar en coche. Y que no falte nada porque alguno lo va a reclamar: "En el cumple de Nehuén no hubo piñata". ¿Y qué tiene? La mamá de Nehuén debe odiar las piñatas, ese momento en el que los niños se abalanzan sobre un puñadito de caramelos y al menos cinco terminan llorando y con las manos vacías. La conclusión, entonces: no hay escapatoria, hay que ponerse para que los niños pasen el cumpleaños igualito al de todos sus amiguitos. Y ojo con cometer alguna originalidad. Feliz, feliz en tu día.